16 de noviembre de 2022
En cualquier compendio de la historia de la música de raíz hispana aparecerá de forma indiscutida un arquitecto de la salsa urbana: Willie Colón. Y por eso su merecido apodo, “El Rey de la Salsa”.
Es entonces un privilegio, un lujo para Latinoamérica, y especialmente para Chile, haya aceptado ser el protagonista de un reencuentro único y sentido con el público que ha esperado un espectáculo de esta magnitud en nuestro país; una suerte casi de deuda de no sólo los cultores del género, sino de los amantes de manera transversales de a quien se le apoda “el más bravo” en su tipo.
Todo eso en un concierto muy especial, irrepetible, único, cargado de energía y de temas clásicos que forman parte de su extenso repertorio y con el que se despide de los escenarios chilenos.
La noche del 4 de febrero se transformará en una especial invitación para sentir de cerca el esplendor de una leyenda de la salsa, una cita destinada para que el público chileno goce como nunca de Willie Colón en su concierto de despedida. Esta noche será la mejor oportunidad para que el trombón de Willie Colon se despida como merece una leyenda de su magnitud en el Movistar Arena.
Un poco de historia
Nieto de migrantes puertorriqueños, Colón creció en el barrio latino del distrito del Bronx, un hecho que ha marcado gran parte de su trayectoria personal y artística, con lo que ello implica de rebeldía y trasgresión de las normas establecidas. Tras estudiar trompeta y clarinete, su admiración por Mon Rivera le llevó a decantarse por el trombón a los catorce años, y dos más tarde, en 1966, grabó su primer disco con el significativo título de El Malo.
Junto a otros destacados músicos como Ray Barretto, Bobby Valentín, Reynaldo Jorge o el propio Héctor Lavoe, participó en 1971 en la grabación del concierto de las Estrellas de Fania, considerado el evento que lanzó el movimiento de la salsa de Nueva York. Ese mismo año, su magistral interpretación del tema Piraña, compuesto por Tite Curet Alonso, le lanzó a la fama y le convirtió en uno de los iconos de dicho movimiento musical.
A finales de los años setenta su espíritu rebelde le llevó a desarrollar junto al cantante panameño Rubén Blades lo que se conoció como salsa conciencia; la conjunción con Blades resultó especialmente afortunada, con trabajos de gran calidad como Metiendo mano (1977) y canciones del Solar de los Aburridos (1982); este último álbum fue premiado con un Grammy.
A partir de los años noventa su faceta artística dejó paso a una intensa actividad en la vida social y política norteamericana, acorde a su compromiso en favor de la comunidad hispana; en 1995 se convirtió en el primer hispano que ingresaba en el Consejo Nacional ASCAP; Además de ser presidente de la Asociación de Artes Hispanos. Fue miembro de la junta directiva de La Comisión Latina sobre Sida, miembro de la Fundación ProInmigrantes de la ONU y presidente de la Coalición para un Mejor Nueva York. En 2001 Willie fue el único candidato Latino para el puesto de Defensor Público de la Ciudad de Nueva York. En 1995 Colón fue el primer Latino en ser parte de la directiva nacional de ASCAP (Sociedad Estados Unidos de Compositores, Autores y Editores). En 1996 fue nominado como unos de los 100 Hispanos más influyentes en los Estados Unidos por Hispanic Business Magazine.